jueves, 18 de septiembre de 2008

El sabor del palo del polo

Esto es una crítica altamente destructiva. Tú estás en tu casa comiéndote un polo de chocolate, y cuando está apunto de acabarse, llega ese sabor asqueroso del palo. Es algo que no puedo entender. En pleno siglo XXI no me cabe en la cabeza como seguimos permitiendo que los helados lleven en su interior un palo de madera. ¡Estamos en la era de la ecología, oiga! Talar un árbol en estos días puede ser el equivalente a matar a un hijo. Pero no, los palos de los polos tienen que ser de madera. No quiero imaginarme las toneladas de madera que se chupan y se tiran a la basura cada día. Si por lo menos esa madera tuviera alguna ventaja, todavía lo podría entender.

Desventajas del palo de madera en los helados:
- Sabe mal. ¿Qué digo mal?, sabe fatal.
- Su textura no es agradable, es poroso y dentro se empapa con un poco de liquidillo baboso.
- Se hace con madera, lo que equivale a talar árboles, lo que equivale a la desertización del planeta a la vez que reduce la producción de óxigeno -molécula necesaria para respirar, recordémoslo por si acaso-.
- No es reciclable -por lo menos sí que biodegradable- por lo que se trata de un producto de un sólo uso.


Sólo se me ocurre que actualmente la maquinaria industrial de producción de helados ya está montada, y deshacer el entuerto debe suponer una cantidad de millones que debe echar para atrás. Además, el sustituto de ese palo de madera debería ser un material barato -reciclado no, por favor, que debe ir a la boca- y sencillo de destruir. Por ello, el palo de plástico tampoco es una opción.

Desde aquí, propongo los palos de polo comestibles. Ya sean de oblea compactada y sin sabor como de lo que se les ocurra.

Hasta la próxima chispa. Y mientras, consumir cucuruchos -o "pipos", como les llamamos por aquí-.

1 comentario:

Okendo dijo...

Nada, nada... Maxibones a tutti y arreglao!